EL PODER DE LA PALABRA

La palabra tiene un poder en sí misma que puede llegar a destruir y generar violencia y separación, o puede lograr construir puentes de unión, paz y amor. Elijo quedarme con este poder sanador y motivador de la palabra y ver a la comunicación como la herramienta fundamental para alcanzar cohesión social.

La enseñanza de la lengua, la literatura, la escritura creativa y las habilidades comunicativas tendientes a una comunicación creativa, asertiva y efectiva constituyen, para mí, un servicio social esencial tendientes a alcanzar la integración de los colectivos más vulnerables como jóvenes, ancianos, pobres o inmigrantes.

Con esta concepción, mi labor ha estado orientada a la docencia de lengua y la literatura española y latinoamericana, la escritura creativa, la comunicación y la formación profesional, como también al periodismo y la información, desempeñándome en centros educativos, medios de comunicación social, editoriales, organismos públicos, fundaciones y empresas privadas.

La formación continua, la resiliencia, la motivación, el entusiasmo y, sobre todo, la fe cristiana me han guiado y lo siguen haciendo día a día.

Como dijo Mahatma Gandhi, “la mejor manera de encontrarte a ti mismo, es perderte en el servicio a los demás”, y así lo siento. Servir a los demás es entregar lo mejor que uno tenga para dar con amor y dedicación.

Así me dejo ser instrumento de Dios, porque como dijo San Juan Bosco:

«La educación es cosa del corazón, y sólo Dios es su dueño».

Silvina Garrido Hermann