CARTA A MI AMIGO

Hoy quiero entregarme por completo a ti. Quiero que seas mi guía en cada momento. Mi única voluntad es la tuya. Nada de este mundo es mi felicidad constante. Solo la verdad lo es. Al menos eso dice mi corazón, por más que mi mente aún siga con mensajes, pretendiendo que siga confiando en esos mensajes de separación y miedo. Ya pueden seguir su camino, no los deseo, porque creo en tu palabra: solo la verdad es la felicidad constante.

            Tantas búsquedas en el afuera, tanto sacrificio, tanto miedo al “futuro”, tantos prejuicios y juicios, todo eso se ha disuelto. Ahora he decidido seguir tus pasos hacia donde me digas. Reconozco que estoy percibiendo desde una mente errónea y por eso te pido que me muestres cómo percibir el amor, la verdad, en todo, a cada instante. Ahora soy feliz. ¡No tengo que planificar, que comparar, que pensar qué es lo que más me conviene, no tengo que esforzarme por mantener en alto “mi persona y mi historia”! ¡Qué liberación! Ya me lo has mostrado, todo eso no significa nada.

            Ya no tengo que complacer a nadie. Ya no tengo que buscar “seguidores de mi filosofía”, ni nada en este mundo. Solo perdonar. Perdonar es ponerme en tus manos para que me muestres la verdad, el instante santo, la comun-unión con el todo. Me perdono no haber deseado solo eso. Me perdono. Ahora, caminando juntos, me recuerdo.

Silvina Garrido Hermann

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