Dolor, pesar, canción
del alma embebida en flor.
Silencio profundo
invade al corazón
que me conecta
con un lugar desconocido.
Como deshojando
lo conocido,
como liberando
el espíritu
de la prisión.
Los colores, los sonidos
ya no son los mismos.
Se han desvanecido.
Pese al sabor amargo
un bálsamo emerge
de la nada.
Sin aroma,
trae cobijo,
sin esencia,
es sentido.
En amanecer
me he convertido,
sin sol, ni verdes campos,
sin pájaros
ni cielo
aún estrellado.
Igual sabe a tu encanto
de corazón dando,
latiendo y soñando
en el valle desconocido
sin palabras,
aquí estoy
recordando
las risas y los llantos.
SILVINA GARRIDO HERMANN