EL MISTERIO HABITA EN LO PROFUNDO

¿Cuánto tiempo uno puede pasar en esta vida sin aprender? A veces nos cuesta años, décadas, una vida, aprender el significado de las situaciones que atravesamos. Nos solemos quejar del sufrimiento que nos atraviesa sin poder ponerle punto final. El dolor puede ser físico o emocional, pero el sufrimiento está en nuestras manos poder liberarnos de él.

En la vida se nos presentan diferentes situaciones que nos remiten a ese aprendizaje, esa sanación que debemos hacer y como estamos con la mente en el afuera y no en nuestro interior, no podemos ver cuál es la solución.

¿Te has preguntado alguna vez qué sentido tiene esta vida? ¿Vivir es solo trabajar, comer, dormir, ganar dinero? ¿O es que habrá un significado más profundo, más trascendental? En el mundo de hoy, pleno siglo XXI, pareciera que la gente vive más abocada en las superficialidades que en el fuero íntimo de cada uno. Invadidos por las redes sociales, las pantallas, lo efímero y pasatista, caminamos perdidos yendo y viniendo como idiotizados por los caminos de nuestras obligaciones y deseos.

Quizás creas que son preguntas que no conducen a ningún lugar y por eso es mejor no hacerlas. Pero entonces, cuando llegue el momento del punto final, el instante antes de irnos de este mundo, ¿no nos platearemos qué sentido tuvo todo? ¿Nuestra conciencia nos dirá que solo fue “pasarlo bien”, “lo mejor posible”?

¿Acaso crees que la vida puede ser solo sacrificarse y trabajar para poder comer, mantenernos, sobrevivir a cada día, teniendo momentos de alegría y tristeza? Tal vez, un animal pueda sentir por instinto que su transcurrir es así, ¿pero un ser humano?, ¿esta identidad que trasciende el mero sentir y busca consciente o inconscientemente sentido a su vida, puede creer que la vida solo es cumplir rutinas?

Hay algo en nuestro interior que nos mueve hacia otro lugar.

Hay una fuerza en nuestro sentir profundo, cuando estamos en ese silencio donde conectamos con una identidad que nos inunda de paz y amor, y desde allí podemos sentir que hay algo más. En este vivir de relaciones, hay una relación con todos y con todo que nos habla un idioma que desconocemos pero que habita en nuestro interior.

Tal vez exista una brisa que nos atraviesa en las profundidades de nuestro sentir que nos trae una sabiduría desconocida pero sentida como verdadera. Eso que no se puede explicar con palabras pero que nos hace sentir en el lugar más seguro y pacífico del mundo. Quizás exista una fragancia que olemos en los momentos difíciles y las situaciones límites de este mundo, que nos lleva a confiar en lo desconocido, sin saber por qué ni para qué, estamos en esa quietud que huele a rosas y a infinito.

Es probable que alguna vez hayas atravesado el desierto de tu vida en dulce compañía no visible a los ojos, que inunda tu corazón de confianza plena, seguridad en los pasos y plenitud nunca antes sentida.

Seguramente alguna vez hayas conectado con esa fuerza llena de vida que penetra todas las cosas inundando tu corazón de amor y percibiendo esa energía en los otros y en toda la creación.

¿Entonces, cómo puedes pensar que la vida es solo aquello que ves?

Señor, a ti acudo en este momento,

confiando en que todo es según tu voluntad;

camino y agradezco sentir tu presencia.

¿Qué puede faltarme

si tú vas a mi lado?

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