LOS COLORES DEL AULA

             

El aula suele ser un espacio donde entran en juego muchos factores para lograr los objetivos de enseñanza. En este espacio, los roles tanto del profesor como de los alumnos tienen características propias. Por lo cual, para que la clase en el aula sea realmente exitosa es necesario que tanto profesor como alumnos pongan en funcionamiento una serie de competencias, habilidades y estrategias de conocimiento.

              Es indudable que el profesor debe conocer cuáles son las necesidades, expectativas, intereses y motivaciones de los aprendices a fin de poder planificar y diseñar la clase con las actividades más acordes al público destinatario. Además, debe tener en cuenta los factores de carácter cognitivo, afectivo y social de los estudiantes para poder elegir los procedimientos, los recursos y materiales a utilizar en el aula, y así captar la atención y el interés. Pero, no se acaban aquí los aspectos a considerar por el profesor para llegar a la meta.

              No se debe olvidar la importancia del aprendizaje significativo. Solo se podrán aprender todos aquellos contenidos que tengan relación directa con la vida real de nuestros alumnos. Por lo cual, aquello que se realice en clase deberá estar orientado a los temas, intereses y deseos de los estudiantes haciendo hincapié en los conocimientos que pueden relacionar con los que ya poseen, según su experiencia de vida.

              Por otra parte, el rol de los alumnos también cobra relevancia en pos de alcanzar los objetivos didácticos. Como afirma Encina Alonso en su libro “Soy profesor/a. Aprender a enseñar”, un aprendiz autónomo es quien sabe qué está haciendo y por qué, es consciente de su mejor forma de aprender, del progreso en su aprendizaje y posee una motivación intrínseca, entre otros factores.

              Por último, las creencias, la atención y la memoria constituyen factores primordiales en la consolidación del proceso enseñanza/aprendizaje, no solo por parte del profesor sino también de los alumnos. Para estimular la atención y la memoria a largo plazo, es fundamental presentar contenidos mediante materiales y recursos atrayentes, en soportes digitales o en papel según los destinatarios, y considerando factores tan determinantes, entre otros, como las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Pero también, la aplicación del mindfulness en el aula como una manera de estimular la atención plena en el ahora sin juicios. Por último, recordad que el fin último por parte de los aprendices es la utilización del conocimiento adquirido como una herramienta para resolver problemas y, además, crear conocimiento. Y, en este proceso, la paleta de colores está en nuestras manos, los profesores, pero los alumnos también tienen pinceles.

Silvina Garrido Hermann

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