SEREMOS MÁS RECEPTIVOS

Esta nueva humanidad que emerge en la oscuridad de este escenario, será diferente. Estará más aplacada. Seremos más receptivos y dispuestos a aceptar el presente.

A más de un mes de confinamiento en España, aquí me hallo en esta prisión colectiva que más que encierro podría verse como el viaje interior con un único objetivo: aceptar la incertidumbre de vivir en este mundo. Podría decir un mundo de ensueño, porque en definitiva lo siento así, pero tal vez no se quiera ver aún de esta manera.

Calles vacías. Pocas siluetas caminando por las calles barcelonesas. Parecen impávidas, pero el miedo invade sus mentes. Cubren sus bocas y narices del terror amenazante que podría penetrar en los cuerpos, volviéndolos débiles, atrayendo quizás la muerte.

En los informativos, los actores, perdidos en sus personajes, no parecen despertar de este sueño. Siguen destilando pánico por doquier y, entonces, las muertes se contagian de más muerte. Muertes de cuerpo y de espíritu, porque el ánimo decae, la tristeza emerge y los corazones laten cada vez más fuerte.

Un planeta aparte: los políticos. Ellos siguen en el mundo de antes. Ni siquiera pueden ponerse de acuerdo para una primera reunión a fin de conformar la denominada mesa de reconstrucción social y económica, inspirada en los pactos de la Moncloa de 1977. Y el pueblo sufre porque no sabe qué vendrá después.


España, un país de guerra civil constante, de enfrenamientos verbales, de culpabilidades. Con unos políticos cada vez más crispados de un bando y de otro, aprovechando el infierno para solamente criticar. Como si hubiera tiempo. Todo en medio de una situación nunca vista, porque en definitiva poco se sabe del origen, la transmisión, la cura y la inmunidad del coronavirus.
Un enemigo que pareciera estar en el aire mismo que se torna irrespirable. Aunque no esté confirmada esta hipótesis y que muchos la desmientan, da la sensación de que el viento traslada el mal, tal vez movido en algún sentido.


No hay vencedores ni vencidos en esta guerra en donde pareciera que toda la humanidad pierde, pero tal vez gane el Universo y también las mentes que ya han empezado o comiencen su proceso de despertar de la consciencia. Y no es que ganen para sí mismos. Estos despiertos podrían llegar a ser los herederos de la Tierra.

Aquellos que hayan dejado el ego de lado harán un nuevo mundo. Los denominados “débiles” heredarán el mundo resurgido de las cenizas del virus, muy posiblemente. Porque será una nueva humanidad. Dejaremos las frivolidades, los pasatiempos, el creernos poderosos, el pensar que el dinero puede conseguirlo todo.

Esta nueva humanidad que emerge en la oscuridad de este escenario será diferente. Estará más aplacada. Seremos más receptivos y dispuestos a aceptar el presente. Una humanidad más entregada y abierta a abrazar el ahora, porque el mañana ya dejará de ser la meta.
Mientras que aquellos que sigan con la mente en un futuro colmado de placeres, viajes y distracciones, seguirán sumergiéndose en su propio laberinto mental de egoísmo, atrayendo más experiencias de crueldad y sufrimiento.

La ventana está abierta. Vemos ese afuera desconcertante pero también único. El mundo se ha detenido para dar paso al despertar colectivo. Antes no podíamos, porque éramos máquinas de producción, esclavos de los avatares de la cotidianidad, de idas y venidas, de búsquedas y metas, de números y grescas. Atados al tiempo.

Ahora el tiempo se detuvo, casi es una ilusión. Escuchamos el canto de la naturaleza y empezamos a soltar las cadenas que habíamos fabricado creyendo en la supuesta seguridad de un estilo de vida, la comodidad de nuestros cuerpos. Ya todo ha desaparecido.

La nueva humanidad hará una vida más simple, centrada en el ahora, sin preocupaciones en el mañana. La nueva humanidad comenzará a aceptar lo desconocido, porque la muerte habrá enseñado la lección.

Entonces nos rendiremos a sentir la armonía con lo que es, más allá de lo que los ojos vean. Así la paz empezará a brotar y contagiará a unos y a otros. En ese momento y solo en ese momento, habremos iniciado el camino de regreso, reconociendo ser espíritu invulnerable y eterno.

Silvina Garrido Hermann

http://lialdia.com/2020/04/seremos-mas-receptivos/

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