EMPIEZA POR DARTE AMOR

Muchas veces nos preguntamos por qué nos pasa lo que nos pasa sin obtener ninguna respuesta. Simplemente nos sentimos víctimas de una situación como si todo hubiera conspirado en contra nuestra. A esto llamamos destino. “Es mi destino atravesar esta enfermedad”. “Es mi destino haberme quedado sin trabajo”. “Es mi destino no tener dinero”. Como si alguien estuviera dirigiendo nuestros pasos hacia “un infierno” en el mundo y nosotros no pudiéramos hacer nada para evitarlo.

Justamente esa es la voz del ego. Todas esas consignas limitantes aparecen en la mente para frustrar todos nuestros deseos y hacernos sentir víctimas del mundo que vemos.

¿Cómo hacemos entonces para revertir este “piloto en automático” que se genera una y otra vez ante cualquier situación de nuestra vida? Quizás pienses que no tienes forma de evitarlo, pero en verdad solo se trata de “querer”, de “tener la determinación” de hacerlo.

Una vez que tienes la voluntad de observar ese mecanismo inconsciente que genera experiencias reiterativas por las cuales te sientes “víctima” y sufres, comienza el camino de regreso a tu verdadera identidad.

El proceso no es fácil pero sí milagroso, si tienes la firme decisión de querer cambiar tu vida. Para seguir adelante, tienes que entrar en tu interior más profundo y, a su vez, observar todas aquellas personas que te rodean, las cuales no te gustan o rechazas en algún aspecto, porque son tus maestros. Te están mostrando aquello de ti mismo que es necesario ver en tu interior y que tal vez sea doloroso, pero una vez visto, empezarás a liberarte. Y, aún más, comenzarás a limpiar tu camino de impedimentos y trabas mentales que frenan tu evolución consciencial, tu felicidad y plenitud en este mundo.

Mucho se ha dicho, en libros y conferencias, sobre la importancia de observar el modelo mental que hemos generado inconscientemente en nuestra mente, desde la infancia hasta ahora. Pero sobre todo, cuando niños. Ese niño o niña interior que llora, llora por algo. Es necesario sentir por qué esta llorando. Y vendrán miles de pensamientos para culparte o culpar a alguien. A tus padres, a tus educadores, a tus amigos de la infancia, el colegio, tus hermanos, etc. Déjalos que aparezcan. Obsérvalos. Una vez que sigas sintiendo ese dolor tan profundo que está aún en tu interior, acepta el llanto. Si es necesario pasar horas inmóvil, en un sillón o en la cama, te permites estarlo. Yo he pasado horas y horas llorando y aún me sucede, porque hace falta liberar completamente a esa niña o niño que cree ser víctima.

Para dar con ese patrón limitante que se encuentra en tu subconsciente, tienes que conectar ese dolor de tu niña o niño interior con el mensaje que te están enviando los testigos de tu modelo mental. Es decir, qué te está molestando de esas personas que te rodean. Y empezar a agradecer, porque comienzas a poner luz, consciencia, en tu oscuridad, tu inconsciencia.

En mi libro “Del mundo al silencio”, cuento la historia de Betsabé, una niña que siente que algo está mal en ella y transita toda su vida con ese patrón limitante que la lleva a experiencias “no deseadas” de desamor, frustración laboral e infelicidad.

El momento es ahora. Comienza por amarte y todo cambiará. Como dijo Agustín de Hipona, “ama y haz lo que quieras”. En verdad debiéramos empezar por “ámate para amar y entonces haz lo que quieras”.

Silvina Garrido Hermann

Escritora y periodista

Spread the love