En plena desescalada del confinamiento, cuando la muerte pareciera alejarse un poco, sale “el ego a reclamar poder y dinero”. Políticos y algunos ciudadanos le dicen presente. Pero hay otros hombres – de España y del mundo- a los cuales el virus no les ha pasado en vano.
En España vamos lentamente ingresando a la nueva normalidad, pero pareciera que nuestra mente sigue apegada a los “dioses” del mundo: poder y dinero. Al menos este es el círculo de los políticos que continúan agrediéndose unos a otros, en una pelea viciosa de culpabilidades que ha marcado la historia. Los rojos y los azules, el eterno enfrentamiento entre unos y otros, que hoy vuelve a tomar color en las calles ante la protestas contra el gobierno, aplaudidas por el PP y VOX, y a favor del gobierno, aplaudidas por el PSOE y Unidas Podemos. La derecha y la izquierda que se inmortalizan en el pensamiento y la expresión, en una carrera por y para gobernar. El poder que obnubila a todos los políticos, dejándose llevar por la ira encarnizada contra el enemigo.
En tanto, la ciudadanía deseosa de ir avanzando en la desescalada. Ya son varias las provincias que pasan a fase 2 y otras recién a fase 1. Y la muerte que acecha afuera, cada vez se ve menos y cada vez se quiere ver menos, también. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, indicó que ya se han producido “pequeños rebrotes” del coronavirus en algunas provincias, pero se han podido contener. Asimismo, el funcionario justificó el avance en la desescalada en la buena evolución de la epidemia, en un tiempo más rápido que el esperado y, también, gracias al establecimiento del “estado de alarma”.
Por su parte, el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Can Ruti y director del Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa), Bonaventura Clotet, y el investigador de este instituto Julià Blanco ven posible que el coronavirus “caiga de manera natural” en verano y creen probable que regrese de forma menos violenta.
En tanto, según el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, afirma que la curva del coronavirus se encuentra en plena bajada lo cual es señal de que el virus se está marchando, pero insiste en no bajar la guardia y pide “prudencia” a la sociedad para que no haya relajaciones ante las medidas de seguridad por temor a una segunda oleada que podría colapsar el sistema sanitario.
La ciudadanía, que ahora lleva mascarilla obligatoriamente en la vía pública si no se puede respetar los dos metros de distanciamiento, y en los lugares cerrados, se diferencia entre quienes quieren la desescalada rápidamente para activar la economía más allá de sus consecuencias sanitarias, los que temen un rebrote y prefieren un desconfinamiento paulatino como hasta ahora y quienes les da igual cómo sea porque se saltan las normas.
Ante este panorama, empezamos a recordar cómo será la sociedad postpandémica. En el inicio, allá por marzo, pensábamos algunos que el coronavirus posiblemente traía un aprendizaje y podríamos ser más conscientes. Sentíamos que era toda una oportunidad para despertar la consciencia y que en muchos seguramente es y será así. Pero para otros, todo pasará rápidamente y volverán a nueva normalidad pero con los mismos hábitos de antes, de guerra de egos, de culpabilidades y agresiones de unos contra otros. Al menos, la clase política pareciera que no ha pasado la lección.
Quizás nos quede, como ciudadanos, “asumir nuestra responsabilidad, dejar atrás el miedo y la culpa, cultivar el pensamiento crítico y cooperar”, como sostuvo el filósofo Josep Ramoneda en una charla online y luego entrevistado por La Vanguardia. “Tengo la sensación de que estamos descubriendo cosas muy obvias, como la vulnerabilidad del ser humano”, dijo el filósofo y sostuvo que “hubo un exceso de prepotencia por parte de la especie humana”. “Justo ahora, cuando nos creíamos capaces de solucionarlo todo con la tecnología, un simple virus nos ha recordado que somos naturaleza y ha provocado un parón en casi todo el planeta”, remarcó.
Tal vez, esta sea una lección pendiente para algunos. En plena desescalada del confinamiento, cuando la muerte pareciera alejarse un poco, sale “el ego a reclamar poder y dinero”. Políticos y algunos ciudadanos le dicen presente. Pero hay otros hombres – de España y del mundo- a los cuales el virus no les ha pasado en vano. Esa ciudadanía es la que ha empezado a recordar la vulnerabilidad del cuerpo como ser humano. Ha comenzado a recordar la vulnerabilidad de todo cuanto nos rodea. En definitiva, ha despertado a la vida y su continua incertidumbre, valorando una forma de vivir más sencilla, disfrutando del momento presente.
Silvina Garrido Hermann