Como vías del tren,
hacia próxima estación,
como nubes paralelas
bajo el mismo cielo,
anduvimos diferentes senderos,
-sin encuentro-.
Agua clara, trasparente
a la par, sin verte;
agua alma, agua mágica
eras savia en cuerpo inerte.
Ya en la alborada,
mi mano ansiaba la tuya
cual profeta
reflejando un lazarillo;
mi boca buscaba tus labios,
entre lo finito y lo infinito;
mi cuerpo imploraba tu presencia,
como luz fulgurante en el camino…
Agua ardiente, agua llama,
éramos unísono,
agua-sol, agua-cielo
husmeamos juntos
el secreto
del universo.
Agavanzo de mi huerto,
¿sabes?
la realidad
ha vencido al sueño.
Silvina Garrido Hermann