¿AMIGABLE U HOSTIL?

El mundo es un escenario de opuestos. En cualquier paisaje, está el blanco y el negro, el esclavo y el amo, la víctima y el victimario. Y nuestro ojo juzgador que siempre salta en automático a criticar y etiquetar cuanto sucede a nuestro alrededor, nos convence de que tenemos que manifestarnos a favor o en contra, nunca abstenerse. En cada situación de vida que se presente, el ego salta y nos dice “¿es que tú no vas a hacer nada ante este panorama?, acaso ¿no deberías de expresar tu rechazo?, ¿no ves que tienes que hacer algo?, no puedes quedarte de brazos cruzados”.

El sistema o “la matrix” pretende eso: que estés a favor o en contra, pero nunca fuera. ¿Cómo sería estar fuera?, te preguntas. Estar fuera es más allá de lo que ven tus ojos del cuerpo. Puedes estar viviendo una realidad que para la mirada del mundo puede ser “terrible”, “de sufrimiento” y “problemática”. Pero para quien percibe el mundo más allá de él, con los ojos del espíritu, ve entonces que todo tiene un sentido profundo, que todo está obrando para el bien.

¿Para qué bien te preguntas? Para el bien de la sabiduría divina que habita en nuestro interior y que es necesario recordar para volver a nuestra verdadera identidad. Somos un ser único universal expresándose en las formas. Cómo sean estas formas no es importante, no tiene valor en sí.

Tuvo que haber una fuente creadora que dio origen y perfección a todas las formas de vida del mundo, porque ni tú ni yo hemos creado la vida. Solo somos canales de esa sabiduría creadora y, por tanto, creadores de belleza. Entonces, ¿por qué ser representantes del miedo?. ¿¡Por qué nos energizamos en la misma dinámica mental continuamente de extender miedo y sufrimiento a nuestro alrededor?!

Hasta cuándo vamos a seguir generando pensamientos concebidos en “el horror”.

El universo es ¿amigable u hostil?, es la pregunta que nos dejó Einstein, una de las mentes más lúcidas de la historia. Desde la respuesta que le demos a esta pregunta, creamos nuestro entorno y así es nuestra experiencia: amigable u hostil.

Por eso, dejemos de creernos los dioses del mundo opinando, rechazando, etiquetando todo cuanto vemos en él, y pasemos a ser “los creadores de belleza”. Ya somos conscientes de que nuestra mirada es la proyección de nuestros pensamientos. Así como sean nuestros pensamientos así será lo que ocurre en nuestra experiencia. Pues entonces, ¿por qué insistimos en pensar mal, en creerle al miedo, en ver persecuciones en el afuera y “monstruos” queriéndonos atrapar? Porque si seguimos en el plan del ego continuaremos fabricando situaciones de vida de sufrimiento. Al ego solo le interesa que creas que es tu amigo, quien te previene de algo, sin embargo solo te hace meter aún más en la película y las alucinaciones mentales generando una experiencia de miedo y dolor. Nunca te da la felicidad en el ahora, porque el ego solo conoce de pasado y futuro, de tiempo, nunca del único momento verdadero.

Ya es hora de creerle a nuestro Amigo Amoroso – o Maestro Interior – que nos habla de paz profunda, de quietud, de unicidad, de que todo obra para el bien, de que todo es un regalo del universo. Apuesta nuevamente por esta mirada y crearás belleza y felicidad.

Entonces, habrás hallado el propósito del misterio divino de la vida.

Silvina Garrido Hermann

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