Al leer libros de autoayuda y crecimiento personal, solemos dar con autores que afirman la importancia de pensar-sentir positivamente para crear lo que deseamos. Nos sugieren que si nuestros pensamientos son amorosos acerca de nosotros mismos y de lo que hacemos, el Universo responderá de la misma manera. Sin embargo, hay una resistencia muy fuerte por la cual no hacemos esto habitualmente. El ego, que se disfraza de miles de personajes internos, sale al encuentro de estos pensamientos y dice: “mira que con solo pensar positivamente, ¡tu realidad va a cambiar!”, “no seas crédulo”, “esas son frases bonitas llenas de buena intención pero la realidad es que vivimos en un mundo….”, bla, bla, bla…
Toda nuestra vida hemos vivido dejándonos llevar por la inercia del ego, ese enemigo que está en nuestra mente y se dedica a boicotear todo pensamiento positivo, amoroso, toda situación de paz, toda mirada amorosa y comprensiva hacia los otros. Él solo ve ataque, venganza, interés, conveniencia, perjuicio, comparación. Esa mente parlanchina que nos hace creer que hay una amenaza fuera, que vamos a salir perjudicados por algo y que es necesario actuar o rechazar. Esa voz mental que nos lleva siempre a no aceptar el ahora porque es ahí donde se percibe como una ilusión, una alucinación. Una idea a la cual podemos renunciar y elegir otra.
Al ser una idea, si la creemos, entonces creamos todo cuanto dice. A veces, es cierto, no nos damos cuenta de que “sus palabras” habitan en nuestra mente, porque se hallan más bien en el subconsciente. Allí es donde permanecen esos pensamientos y sentimientos que formamos generalmente en nuestra infancia como “no me quieren”, “no merezco”, “me abandonaron”, “no soy importante”, “estoy sola”, “soy pobre”, “no tengo”, “soy menos”, y demás premisas fijadas en el subconsciente, grabadas a fuego, que solo al atravesar la capa de dolor interno podemos percibir su presencia y desde la aceptación lograr la disolución. Y esto es necesario remarcar. Para poder dejar de percibir su irrealidad, necesitamos atravesar el dolor. Es decir, decirle a nuestra niña interior que “ya está bien, que no es verdad, que es amorosa y completa, alegre y feliz”. Y dejarla ir.
Muchos autores, coachs y facilitadores aseguran que para crear nuestra situación de vida feliz y armónica, debemos empezar por observar nuestros pensamientos. Los sentimientos siempre son posteriores al pensamiento. Los sentimientos son el reflejo de esos pensamientos y creencias inconscientes. Podemos empezar por éstos o directamente por nuestros pensamientos recurrentes.
No en vano, Louise L. Hay en “Usted puede sanar su vida”, nos indica que es necesario aprender a usar afirmaciones positivas tanto al hablar como al pensar. “Cualquier enunciado que usted formule es una afirmación, pero con demasiada frecuencia para pensar nos valemos de afirmaciones negativas, que solo sirven para continuar creando aquello que decimos que no queremos. Con afirmar que su trabajo le enferma no llegará a ninguna parte, pero si declara que acepta un trabajo nuevo y estupendo abrirá, en su conciencia, los canales necesarios para crear esa situación”.
Y agrega: “Formule continuamente enunciados positivos sobre cómo quiere usted que sea su vida, pero no olvide un punto muy importante: Formule siempre sus enunciados en tiempo presente. Diga ‘soy’ o ‘tengo’. Nuestra parte subconsciente es un servidor tan obediente que si formula uno su declaración en tiempo futuro, diciendo ‘quiero’ o ‘tendré’…pues ahí será donde siga estando siempre lo que desea: ¡En el futuro, fuera de su alcance!”.
Como sentencia Un Curso de Milagros: “No hay pensamientos fútiles. Todo pensamiento produce forma en algún nivel”. Al repetir esta frase de que “todo pensamiento genera forma”, interiorizamos la importancia de pensar positiva y amorosamente. Nosotros tan acostumbrados a la queja continua, deberíamos darnos cuenta de esta verdad, profundizando en ella.
Entonces, al comenzar cada día, dite a ti mismo con el pensamiento y el sentir de alegría y regocijo: “Soy bendecida/o por lo que soy y por lo que tengo. Soy un ser completo y abundante. Me reconozco canal del poder creativo. Doy gracias y emprendo este día percibiendo la abundancia y la perfección en todo cuanto me rodea”.
Si al hacer esto, aún sientes algún malestar es porque sigue habiendo resistencia. Profundiza entonces en tu interior, para saber cuál es el pensamiento-creencia que se está resistiendo a desaparecer. Una vez que lo observes de frente, abrázalo y déjalo ir.
Silvina Garrido Hermann